La diferencia entre las personas buenas y las personas malas se haya en la capacidad de amar. Mientras que una buena persona reparte todo el amor que reside en ella, haya o no obtenido lo mismo - lo cual muchas veces es un problema porque por la experiencia conocemos que para nuestro bienestar es necesario el equilibrio-, las personas malas actúan queriéndose sólo a si mismas como respuesta a un nudo que tienen en el interior que pide a gritos amor que siempre finaliza con el derecho a herir. Luego están las personas tramposas, que parece que quieren, pero no. Las personas que se confunden hasta de su sombra. Las personas caprichosas, las personas apáticas o las que quieren mal o quieren bien. Pero el problema de todo esto .. es que amar no es un juego, ni un deporte olímpico como se expone, es algo que adquirimos desde pequeños aunque de diferentes maneras.
No se puede comprar, ni regala descuentos. Amar, es esa chispa al ver a esa persona que te toca el alma, es recorrer las calles de cualquier ciudad con la necesidad de agarrarle la mano o de verle sonreír, es encontrar y querer tener el equilibrio entre los dos, es una lucha constante. Amar es dos pasos atrás, uno adelante. Amar cariño, es estar en la ciudad del amor y no resistirme a besarte con pasión.
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