Lia

Hablar de ella, en tercera persona, siempre me ha parecido la manera más razonable de hablar de . Nunca e llegado a conocerme tanto. Por eso hoy os cuento su historia. La historia de la chica qe creía qe volaba cuando movía los brazos muy rápido. La chica qe creó un mundo de historias de mentira en un cuaderno. La chica qe sonreía por obligación. La chica que creció de repente un día y se sintió más mayor qe nadie. La chica que estudiaba, pero no matemáticas, lengua ni ciencias ... estudiaba la felicidad práctica y teóricamente. La chica qe se enamoró de la vida después de mucho tiempo. La chica qe espiaba a los enamorados y se sintió grande el día que la espiaron a ella. La chica esa que se lo creía todo y que no sabía seguir si alguien no la empujaba primero. La chica que soñaba y soñaba y se sentía pequeñita al lado de los demás. Hoy os contaré su historia, cotilleando en su cuaderno. Simplemente, relajaos, y descubrid como ella ve el mundo. Quizás os sorprende.

martes, 19 de febrero de 2013

No se como explicarte.

A veces sucede algo. Dentro de nosotros que nos obliga a condenarnos a nosotros mismos, en un pensamiento continuo. Las pequeñas barreras que están en nuestro interior, pasan a ser un laberinto cada vez mayor.

Hace tiempo, relataba tras personas inventadas la necesidad de que alguien compartiera mi caos interior, para poder sentirme así identificada con alguien. Con el paso del tiempo, te das cuenta que lo que te hace falta no es nadie que comparta nada de lo que sientas. Sino, alguien que te saque de ahí, y te haga ver que continua todo.

Y cerró la tapadera de su libreta. Ella sabía que nadie leería nunca lo escrito ahí, o quizás si, quien sabe, pero eso lo decidiría solo ella. Aparcó sus sentimientos y volvió a la vida real. Donde seguía como siempre, buscando los momentos adecuados para comportarse como los personajes de sus historias. 
Siempre pisando sobre seguro, no era capaz de jugar a trapecista sin red. A expensas de ver hasta donde eran capaces de llegar las personas que están a su alrededor. Siempre tan transparente la pequeña Lía medio ahogada en su sensibilidad, sería la chica que algún día destrozaría al miedo, de un abrazo.

"No sé cómo explicarte que antes de marcharme ya quería volver"




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