Lia

Hablar de ella, en tercera persona, siempre me ha parecido la manera más razonable de hablar de . Nunca e llegado a conocerme tanto. Por eso hoy os cuento su historia. La historia de la chica qe creía qe volaba cuando movía los brazos muy rápido. La chica qe creó un mundo de historias de mentira en un cuaderno. La chica qe sonreía por obligación. La chica que creció de repente un día y se sintió más mayor qe nadie. La chica que estudiaba, pero no matemáticas, lengua ni ciencias ... estudiaba la felicidad práctica y teóricamente. La chica qe se enamoró de la vida después de mucho tiempo. La chica qe espiaba a los enamorados y se sintió grande el día que la espiaron a ella. La chica esa que se lo creía todo y que no sabía seguir si alguien no la empujaba primero. La chica que soñaba y soñaba y se sentía pequeñita al lado de los demás. Hoy os contaré su historia, cotilleando en su cuaderno. Simplemente, relajaos, y descubrid como ella ve el mundo. Quizás os sorprende.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Hay cosas que nunca las llegará a decir por miedo. En realidad, Lía no era tan cobarde como el resto de personas pensaban. Pero la inseguridad estaba instalada en sus hombros. Cuando se trata de cosas que realmente importan, no reaccionaba como debería. Que para ella, las cosas que importan se dicen con una mirada, y quien es capaz de entenderlas, lo tiene casi todo resuelto. Cuando consigue dejar atrás su inseguridad es cuando comienza a entender que hasta su piel le estorba si te ve.

-Por sentado no doy, nada de lo que soy-

sábado, 17 de noviembre de 2012

Los sueños de Lía eran todos mentiras. Hasta el día que ella decida que dejen de serlo. 


Es esa época del año en la cual, Lía no dejaba de pensar cosas sin sentido. Pensaba que todo su tiempo era perdido. Se sentía inquieta, disfrazada de sonrisa, regresaba cada mañana de encontrar las señales que despertaban sus sentidos. Salía dispuesta a discutir todo, porque ella es de esas chicas, que o llevan la razón o la llevan. Que sus palabras, salían del taller de su mente. Que para ella solo existe lo inevitable, los accidentes y lo que piensas hacer con tu vida. Y se queda tan pancha, le da igual el resto. Aunque en su mente ronda siempre lo mismo:

"Algunas veces el resultado de la acción, se vuelve inevitable, acabará coincidiendo con los accidentes y realizarás tus sueños de una forma inesperada"




martes, 13 de noviembre de 2012

El cuarto de Lía.

Ella era esa chiquilla que se acostaba en su cama tapada hasta la nariz. Que con sus grandes ojos me observaba, y con una ligera sonrisa, no paraba ni un minuto de hablar y hablar sobre las cosas fascinantes que quería vivir. La niña vestida de domingo, que paseaba con desaires por el paseo. Con esa piel morena que te abraza sin previo aviso y al palpar su piel, tan transparente como sus comisuras, mostraban que no tenían miedo, porque ella siempre tenía el amparo del mar. 

Al levantarse de la cama, caminaba de puntillas por el frío, se limitaba a girarse, reír y correr, mientras yo me enfrentaba solo a la inmensidad que su cuarto me suponía. La curiosidad me tiraba de la camisa, y acabé por revisar cada rincón de su cuarto, siempre al acecho por si volvía.Yo sabía que si se lo pedía me enseñaría hasta el último lunar de su cuerpo, pero a los chicos como yo, nos gustan los retos, cabrear a las mujeres, metiéndonos a hurtadillas en sus vidas. Y encontré algo que no había visto en el cuarto de otra mujer. ¿Quién tiene un cuaderno de vuelo? ¿Un cuaderno de dudas y realidades? Ella estaba inmersa en un mundo paralelo al real. Eso es raro, pero me atraía. 

En ese momento, regresó y me pilló mirando las muchas fotos en blanco y negro de su pared. No dijo ni media palabra. Se acurrucó nuevamente entre las sábanas y se limito a analizar cada paso que daba. Al girarme la volví a ver riendo. - Esta chica, a pesar de hablar mucho, todo lo que siente lo calla. Y ahí en la mirada, estaban todas sus palabras , las verdades nunca dichas. - Y en el fondo sabía que en vez de rescatarla de su mundo paralelo, acabaría siendo acunado por sus ojos.