Los sueños de Lía eran todos mentiras. Hasta el día que ella decida que dejen de serlo.
Es esa época del año en la cual, Lía no dejaba de pensar cosas sin sentido. Pensaba que todo su tiempo era perdido. Se sentía inquieta, disfrazada de sonrisa, regresaba cada mañana de encontrar las señales que despertaban sus sentidos. Salía dispuesta a discutir todo, porque ella es de esas chicas, que o llevan la razón o la llevan. Que sus palabras, salían del taller de su mente. Que para ella solo existe lo inevitable, los accidentes y lo que piensas hacer con tu vida. Y se queda tan pancha, le da igual el resto. Aunque en su mente ronda siempre lo mismo:
"Algunas veces el resultado de la acción, se vuelve inevitable, acabará coincidiendo con los accidentes y realizarás tus sueños de una forma inesperada"
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