Por algún motivo perdido entre la incertidumbre que tu trajiste hacia mi, volví a esos momentos. Supongo que solo quiero aferrarme a esas fracciones de segundos que me pertenecen, que nadie colocará en segundo, ni tercer lugar.
Sin embargo, por primera vez caigo en la cuenta de que tengo el control de esto. Y por supuesto, nada es perfecto, aunque sí un poco convencional, una de las principales razones por la que me fascinaba.
Tu y yo, uno más jodido que otro entendíamos lo que amoldamos a base de palabras que solo lograron chocar contra una pared de sin sentidos.
Me agrada saber, que al final ambos nos sentíamos como en una rotonda, que intentabas no cesar de mirarme, aunque yo me frenara dándote tiempo, pero hay chispas que pasan a fuego y consumen todo adueñándose descaradas de lo que no les pertenece.
Así que en un intento de escapar, acabo por darme cuenta de que soy quien permitió que el humo recorriera mi piel, y antes de seguir pensando que salvarme era una posibilidad, creo que una parte de mi se perderá en ese camino.
¿Pero y quién demonios la quiere, si provoco ese incendio?