Lia

Hablar de ella, en tercera persona, siempre me ha parecido la manera más razonable de hablar de . Nunca e llegado a conocerme tanto. Por eso hoy os cuento su historia. La historia de la chica qe creía qe volaba cuando movía los brazos muy rápido. La chica qe creó un mundo de historias de mentira en un cuaderno. La chica qe sonreía por obligación. La chica que creció de repente un día y se sintió más mayor qe nadie. La chica que estudiaba, pero no matemáticas, lengua ni ciencias ... estudiaba la felicidad práctica y teóricamente. La chica qe se enamoró de la vida después de mucho tiempo. La chica qe espiaba a los enamorados y se sintió grande el día que la espiaron a ella. La chica esa que se lo creía todo y que no sabía seguir si alguien no la empujaba primero. La chica que soñaba y soñaba y se sentía pequeñita al lado de los demás. Hoy os contaré su historia, cotilleando en su cuaderno. Simplemente, relajaos, y descubrid como ella ve el mundo. Quizás os sorprende.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Escribía

Lía escribía de noche como los borrachos, como los bohemios o como las putas que llegan tarde a su trabajo, con el alma magullada y el corazón resquebrajado. Acabó por reconocerlo, tenía mil conflictos bajo el tórax, tenía la necesidad de que le leyeran en braille su piel cuando estaba erizada .. Esa duda pegada a ella, esos latidos que dejaron de tener sentido. No había mas abrazos, ni sonrisas que no llevasen su nombre, que terminasen de completar aquel vacío. Quizás lo que necesitaba ella era verle, aunque no quería reconocerlo. Sabía que si se dejaba llevar, acabaría perdiéndose entre sus brazos, bajo el agua de la ducha y guiándose por sus latidos. ¿Absurdo verdad? Solo compartía sus historias con el relleno de su almohada. En él, estaba el cúmulo de castastroficas desdichas en intentos de amores imposibles. Que quedaban en "imposibles" sin "amor".

Página número 18, 2º párrafo, líneas número 5 - 13:
Te quedaste con esa alegría. Así que no la sueltes nunca. Tú sobre el hilo de la cuerda de tender, la memoria y la cordura. Tú que me regalaste medio corazón y me robaste mi esdrújula... Tú, que en el fondo de esos oscuros ojos guardas el amor que me supura, tú, que parece que hables solo cuando el silencio grita tus súplicas, tú, que tienes partes de mí que otros desconocen por tu culpa. Que no tienes perdón, porque no encuentro mi cura. Que mereces otros cuerpos porque mi tristeza es única. Tú, que me dices ven conmigo, tú, que celebras esas miradas, que condenan, tú, que en el fondo tienes una pena que es de otra, que has jugado con múltiples historias, deberías saber que fuimos nunca.

sigo queriendo que me leas en braille ..

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