Lia

Hablar de ella, en tercera persona, siempre me ha parecido la manera más razonable de hablar de . Nunca e llegado a conocerme tanto. Por eso hoy os cuento su historia. La historia de la chica qe creía qe volaba cuando movía los brazos muy rápido. La chica qe creó un mundo de historias de mentira en un cuaderno. La chica qe sonreía por obligación. La chica que creció de repente un día y se sintió más mayor qe nadie. La chica que estudiaba, pero no matemáticas, lengua ni ciencias ... estudiaba la felicidad práctica y teóricamente. La chica qe se enamoró de la vida después de mucho tiempo. La chica qe espiaba a los enamorados y se sintió grande el día que la espiaron a ella. La chica esa que se lo creía todo y que no sabía seguir si alguien no la empujaba primero. La chica que soñaba y soñaba y se sentía pequeñita al lado de los demás. Hoy os contaré su historia, cotilleando en su cuaderno. Simplemente, relajaos, y descubrid como ella ve el mundo. Quizás os sorprende.

martes, 27 de marzo de 2012

Lía.

Mientras Lía camina por la calle, el amor de su vida besaba a otra. Ella se pasaba la parada del metro sin ni siquiera saberlo. Estaba fatigada, ya ni siquiera encontraba una canción que le hiciera de faro entre tanta tormenta interior. Al fin se dio cuenta, y aceleró su ritmo, para no perder el metro; Apoyada en la pared, buscaba el color de unos ojos que ni recordaba, intentaba quitar de su mente el mosaico de ropa a los pies de su cama, y aquel olor en su almohada. Aún así le venía a la mente el sabor de aquel beso a medias en la estación de tren.


Un marzo que vuela más rápido que aquel avión en el que se subió Lía meses antes con una maleta repleta de nadas. A días de cumplir los diecinueve años y con el ipod repleto de la música de su vida, le toca seguir peleando. Luchando contra la sensación de que solo le queda la mitad de todo lo que tenía desde que aterrizó aquí, ya no era mucho. Que sus noches se hacían más cortas
desde que regresó de América y los días interminables, porque vivir, vivía de noche. Por el día solo sobrevivía. Y háblale. Le hablarás a la amante inoportuna. Aquella que conoces por el nombre de soledad.

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