De esos días en los que comenzaba a escribir con ilusión con su típica sonrisa grande en los labios y cuando llegaba a la segunda línea, lo borraba. Una, otra .. y hasta tres veces, no sabia que hacer ya .. no podía.Bueno, miento, podía, pero nada le convencía .. estaba sintiendo la monotonía en sus huesos y la inspiración le dejó un mal sabor de boca. Su carácter acabó apoderandose de ella, dejándola sin fuerzas, absorbiendo todos los sentimientos de su interior, dejándola desarmada en aquella esquina solitaria con sus reflexiones ..
que siempre conllevan una decepción.
- ¿Estás bien?- preguntó aquel desconcido acercándose a ella.
- No.
- ¿Me permites que te ayude?- le susurró tendiéndole la mano.
Ella, la rechazó.
-Porfavor, no me dejes así, puedo ayudarte.
- Puedes devolverme la vida?
- No, para ser sinceros .. pero puedo procurar que tu misma te la devuelvas.
-¿Cómo?- dijo ella con la mirada perdida.
- Dejandome que te invite a una tila,- volvió a tenderle la mano.
- Convenceme- finalizó ella agarrandola y levantándose.
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