Caminaba con una soberbia que no acostumbraba. Y al agacharse para coger el libro mojado en el suelo, a su cabeza vinieron las últimas palabras de Alex, cuando salió de su casa:
- ¿Sábes?, tus palabras tienen 3 minutos de descanso y vuelven a las andadas. Eres madura, claro ese nadie lo duda, pero tienes que aprender a crecer un poco más sin que afecte a tu personalidad. Quieres que todo el mundo te acepte, pero a caso, ¿lo haces tu misma?. Sigues con tus pájaros en la cabeza, de que no quieres ser juzgada, y tu sola te diste cuenta de que así es como funciona el mundo. Sabes que tengo cientos de virtudes, pero nada, tu te centras en un solo defecto. ¿Qué te sientes sola? pero si tienes a medio planeta de tu parte... ¿Has visto que me queje yo de cuando todo está mal en mi vida? ¿A caso, no tengo motivos? Enserio, consigues sacarme de quicio hasta en los mejores días...
Pensativa, se levanto y continuó andando. Cuando en la parada del autobús, bajo un paraguas estaba él, con un cartel que decía:
"Te quiero decir una cosa;
Cuando desconfías del querer de una persona, es porque estás preparada para dejar de hacerlo.
Así que no lo hagas.
Porque aunque consigas sacarme de quicio en los mejores días,
también me das la seguridad que tanto necesito en los peores".
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