Estoy segura que en las ciudades grandes el tiempo pasa más rápido, aunque de puntillas. Intenta escaparse por encima de los tejados, de las azoteas, por encima de los lunes, martes y esos días de fiestas, escondiéndose en los árboles y detrás de las nubes. Acabamos perdiendo el norte .. la mayoría de las veces. Perdemos el autobús, el tren, el metro y vemos sobrevolar por encima de nosotros aviones que sabemos que una vez que despeguen no volverán .. Pero, no te vayas a dormir esperando encontrar lo que buscas, si ni siquiera sabes lo que es! En las ciudades, lo que es, siempre es lo que parece .. pocas personas, pocas cosas no lo son. Pero aún así seguimos respirando , andando con normalidad, comiendo, durmiendo como siempre .. Pero si existe la regla, existe la excepción.
Desde mi interior, quiero perder cualquier razón. Acariciarte un martes y que te vuelvas a encontrar. Correr sin rumbo, abrazarte por sorpresa e irme sin besarte. Y luego que cada uno siga su camino, si nos volvemos a encontrar, será porque lo ha escrito el destino!. Una vez leí: " Tantos sitios a los que ir, pero ninguno donde quedarse " Y yo, sin pensarlo, subo, bajo, voy y vengo. Todo vuelve a su cauce dicen, pero da igual, porque yo seguiré siendo yo misma, y tu también o quizás más. Seguro que andarás mirando por los cristales de los bares por si me ves sentada. Yo haré lo mismo, pero por los parques.
Hay momentos de la vida .. que si nos paramos a pensar, parece que toda la gente se te escapa de las manos .. Sí y dan ganas de salir corriendo. Pero, ¿así es el mundo, no? Somos jóvenes, hasta que dejamos de serlo.Queremos a alguien, hasta que dejamos de hacerlo. Todo lo intentamos, pero siempre hay dos caminos .. Te ríes, hasta que lloras. Y lloras océanos hasta que acabas riéndote a carcajadas. Siempre con personas que tienden la mano y cambian los momentos. ¿Sabes? Solamente, espero encontrarte. Pero ahora mismo, caminaré en los cuentos de princesas que mi abuelo me contaba, siendo feliz a ratos, pero siempre comiendo perdices, ya sea con un príncipe azul o no. Esos cuentos deberían enseñar a reír de verdad, a intentar no dudar. A no perderse en la incertidumbre y a no quedarse quieto sin saber a donde ir. Y claro, deberían enseñar a querer, pero a querer para siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario