- Tranquilo, lo dejaré. Me levantaré, saldré y nadie lo notará!
- Lía, ¿me dejas decirte una sola cosa más?
- Sí, claro.
- Habrá un día en el que te artes de ser así.
- Lo sé.
- Pues escucha mi consejo, e intenta hacerme caso por una vez en tu vida. Deja de poner el corazón y el alma en todo lo que haces.
- ¿Por qué?
- Lo tienes siempre tan expuesto, que de esa forma haces que sea más sencillo que te lo partan.
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